lunes, 14 de marzo de 2016

Oración, Rezo, Buena Vibra, Buen Pensamiento...

Una amiga de mi madre, me pidió hace unos pocos meses, que le escribiera una oración especial para tenerla disponible para cuando ella toque dirigir algún servicio especial en la Iglesia, fue al escucharme hacer una oración sobre el tema de los refugiados, los misioneros y el cambio climático, comprendió que las palabras que brotaron ese día en mi, podían brotar en alguna manera para que se prolongara la voz, así que simplemente como aquel día, deje que las palabras salieran de lo más profundo y con mucho respeto, ésta oración es una que tanto en la Iglesia que desde pequeño asisto, debería tener presente así como todas aquellas en que hacer el bien y la fe es nuestro mismo norte:

Oración especial por los misioneros y por la misión de la iglesia en países en guerra 

Autor: Peter Pantoja Santiago – (Municipio Autónomo de Juncos, Puerto Rico) – (Miembro de la Primera Iglesia Bautista de Juncos)

Amado Dios;

Venimos ante tu presencia para ser puente de bendición entre las  naciones, a donde tu nos has llamado desde aquel primer encuentro, somos tus manos, pies, oídos y voz en esta tierra carente de tu amor.

Perdónanos cuando no somos fieles a ese llamado de ir y predicad el evangelio a toda criatura, por no saber ejercer los preceptos de tu amor en nuestras vidas para que el reino de tu evangelio continúe siendo proclamado.

Tu nos dices que somos necesarios en la obra, pero sin embargo no somos capaces de salir de nuestras cuatro paredes para ser misioneros en nuestra cotidianidad, estamos encaminados alrededor del mundo como pueblo y ciudad santa, pero aún así no somos capaces de comprender que ese amor genuino debe ser pregonado a todos los que nos rodean, pero es triste porque en ocasiones nos olvidamos de ellos de tantas maneras.

Perdón Dios por cuanto no obedecemos tus instrucciones de iniciar nuestra vida misionera en nuestras iglesias, en nuestros hogares, en nuestras comunidades, en nuestras escuelas o universidades, en nuestro día a día.

Perdón Dios cuando estando en nuestras bancas sentados en tu casa de oración, olvidamos que en nuestros cuerpos llevamos el sagrado templo por el cual debemos de dejar de ser piedras de tropiezos para nuestros hermanos, perdónanos cuando quizás mi hermano o hermana desea dar libertad a tu espíritu santo y nosotros por nuestra ignorancia espiritual le privamos de que así sea, olvidando tu palabra cuando dices en tus Salmos; “mirad cuan bueno y cuán delicioso es, habitad los hermanos juntos en armonía”, porque no somos nadie para impedir y entorpecer tu obra de manifiesto, porque tu te manifiestas en la quietud como en el que danza o aquel en el cual tu derramas el hermoso don de lenguas, perdón Dios.

Llénanos de tu presencia, que se no se enfríe el amor de tu iglesia, porque es la fuente que debe fluir y brotar a caudales para refrescar las almas sedientas, aviva tu fuego en nuestros corazones en medio de ésta crisis mundial que atraviesa tu mundo, tristemente creada por nosotros mismos, por nuestra ambición, por nuestro fanatismo religioso, social, político, destruyéndonos entre nosotros mismos con absurdas guerras.

Perdónanos Dios, porque hemos olvidado aquel gran mandamiento que era para ayer, hoy y para toda la vida, de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Bendice a tu pueblo misionero alrededor del mundo, bendice a quien a escondidas debe leer tu palabra por temor a represiones, bendice a quienes has seleccionado para sanar tu tierra con tu palabra en misión, bendícelos y cuídalos, y haznos un pueblo consciente a que hemos sido llamados, que tu palabra llene de amor nuestros corazones para despertar de una ves y por todas como pueblo tuyo y poder hacer eco para que el pueblo cristiano tenga más conciencia de alzar su voz en toda manera posible, para repudiar aquellos ataques contra el pueblo oprimido, ser solidarios con aquellos que huyen de sus tierras con sus familias, por tratar de dar lo mejor a ellos y protegerles aunque pierdan la vida en el intento, que seamos capaces de colaborar en tu reino y sentir el dolor de otros y desde nuestras iglesias olvidar la comodidad que en ocasiones nos ata y ser más solidarios.

Señor, haznos una continua fuente de bendición y que dejemos nuestras comodidades para no ahogarnos con el agua de tu amor en lugar de bendecir a otros con su constante fluir, porque te lo pedimos por los hermosos méritos de tu hijo amado Jesucristo y en su sangre preciosa que no cubre.

¡Amén!...

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