lunes, 22 de mayo de 2017

Las tres H de la vida...



Título: HHH


«Autor - Peter Pantoja Santiago»



¿Qué dirán? Pues realmente que no te importe, sé feliz, que no te importe si para serlo dejas tras de ti a personas tóxicas que nunca han buscado tu bien y solo han deseado lucrarse de ti en todos los modos existentes.


Ve de frente ante la vida con entereza, respetando pero también dándote tu lugar y respeto a ti mismo, vive tu fe con conciencia y no por la conveniencia de otros que deseen impulsarte la suya.


Camina por tus propios pies y no permitas que nadie te diga como adelantar pasos, todo paso en el camino llega a du tiempo, ni antes ni después, muchos querrán llevarte a su ritmo, otros solo cansarte, drenarte y hasta agotarte, pero tú no les hagas caso, tu ve al tuyo.


Olvídate de los falsos amigos, esos que en tus tiempos de bonanza ves y cuando llega la escasez se esfuman como el humo, aprende a identificar quienes merecen tenerte en sus vidas, aquellos que nunca te han fallado, que ha diferido más nunca ofendido, que han silenciado ante corajes por no herirte porque tú vales tanto para ellos como ellos para ti, identifícalos sin miedo a equivocarte, puesto que tú corazón te los confirmará.


Aprende a tomar fotos en tus manos y romperlas, si te crean ansiedad, dolor, amargas sensaciones al verlas, rómpelas, quémalas, simplemente deshacernos de ella quitará un inmenso peso sobre tu vida, y el peso que éste ocupaba, pasará a ocuparlo una nueva bendición, aquella de tener más fuerzas y energías para quienes te aman y valoran, quienes conozcan tus verdades, tus tristezas, alegrías, triunfos o fracasos, aquellos que sin importar como te sientas, no necesitan ser llamados porque para ti siempre estarán.


Valora la cercanía para luego en la distancia poder atesorarla más, la bendición de saber tener Amigos de verdad.


Ejecuta el tiempo cuando sea necesario, vencerle cuando éste te reste atención de aquello que realmente lo merece.


Que no te importe romper los moldes o los estereotipos impuestos por una marchita sociedad, tu ve siempre a tu ritmo porque para ti lo importante debe ser llegar, mantén la base principal de tus opiniones, puedes variar en los conceptos explicativos, más nunca ceder tu derecho a ejercer lo que te parece, acepta errores, pide personas como también pude disculpas, no temas hacerlo, pedir perdón o disculpas es saber escuchar y no hacer lo que la mayoría hacen, simplemente oír.


Crécete en la verdad y nunca sucumbas ante la mentira, se honesto, noble, altruista, pero fuerte en tu actuar.


Simplemente, vive, sueña, cree, hay que arriesgar sin perder la humildad o la sensibilidad, ser nobles de alma y no pobres en espíritu, acepta tus días de silencio como un fluir de nuevas fuerzas.


Respeta el silencio en los demás, todos necesitamos momentos de completa desconexión, donde en tu fe o credo te conectes con Dios a través de tu oración, rezo o pensamientos, respeta a quien crea como aquellos que no creen o profesen alguna fe, si todos aprendiéramos a diferir bajo el manto de respeto, este mundo fluiría mejor.


Conócete en tu interior y no permitas que nadie se burle en tu conciencia, crécete ante la verdad, se pronto para actuar en la justicia y tardío para quedarte de brazos cruzados, aprende a dar valor al sueño de los demás así tanto o más que amas los tuyos.


¡Vive! ¡Sueña! 


Ama ser quien eres y no a quien la marchita sociedad quisiera ver, viste como desees y no como te quieran imponer, pero ante todo, respétate a ti mismo para luego poder aplicarlo a los demás.


Arriésgate a arriesgarte, sonríe, es más, a puras carcajadas, que no temas que puedan criticarte quienes por su amargura no creen en el poder sanador de una sonrisa, sonríe aún en el dolor, en la pena o la tristeza, en la pérdida también, porque cuando el paso del tiempo sigilosamente esté frente a ti, recordarás que aún en tus peores momentos fuiste capaz de sonreír.


No seas igual a nadie, no sigas los patrones, simplemente se tu mismo, capaz de amar tus dones y talentos, sin renunciar a ellos solo porque a tus familiares o amigos no les parece, que no les parezca, que no te importe, porque al final eres tu quien los tienes, si amas la música, el arte, el baile, la pintura, el caminar, sea cual sea tu don y ese talento, descúbrelo día a día, abónalo como ese árbol de tus frutos favoritos que un día fue semilla y la fuiste cuidando y abonando con tesón y con paciencia, para así poder comerte hoy sus ricos frutos.


Al final, tus triunfos y derrotas te los concedes tú, porque no es lo mismo derrotarte a ti mismo por perder una batalla, a recordar que en toda buena guerra existencial lo más importante es ganar esa guerra final, se puede tener temor, te puede invadir el miedo, pero estará solo en ti, el permitirles marcharse como llegaron y agradecerles su visita por la lección que te hayan brindado, a quedarse para siempre con ellos.


Tu felicidad la construyes tú, y es menester comprender y aprender, que no siempre que esté a nuestro lado en los senderos transcurridos en la vida, ha sido porque te hayan acompañado, sino más bien aprendemos a identificarles, solo fueron aves de paso que con agradecimiento deberán quedarse en el pasado y así poder avanzar más.


Y lo mejor de todo, recuerda siempre mis tres H:


¡Hágalo¡ ¡Hazlo! ¡Hacerlo!


...Fin.


(Vale compartirlo solo si posee una calidad de espíritu de vida superior a la que usted mismo pueda imaginar)


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