miércoles, 18 de mayo de 2016

Desigualdad, la hipocresía universal...



Desigualdad, la hipocrecía universal



¿Qué es la desigualdad? 



Según el diccionario de la Real Academia de la lengua española, la desigualdad es una cualidad de desigual, la prominencia o depresión de un terreno o de la superficie de un cuerpo, relación de falta de igualdad entre dos cantidades o expresiones.


Que ironía más grande, que en la RAE diga "cualidad" de desigual, pero es la realidad de una palabra tan compleja donde la humanidad ignora el fuerte poder en su contenido.


Vamos por la vida escuchando desde pequeños que se debe hacer lo correcto, pero que hipocresía más grande cuando iniciamos lo correcto y ante los ojos del mundo es disidencia, insubordinación, entre tantos absurdos adjetivos que a la larga son solo excusas de quienes no desean aceptar la realidad.


Vivimos en un mundo donde el dinero es más importante que la dignidad humana, lo que diga un líder político es más importante que la voluntad del pueblo que le elige, lo que diga un líder religioso, cristiano es más importante que la fe del feligrés, donde los contrastes son completamente erróneos porque siempre te percatas que es la imponencia disfrazada de mil maneras.

DESIGUALDAD:


Desunión

Esteriotipos

Silenciar

Imponer

Glotonería

Ulterior

Abstención

Lacerar

Dañar

Acosar

Dantesco


Son tantas las palabras que nos llegan a la mente cuando se habla de la gran hipocresía universal, como lo es la desigualdad.  Si bien podemos enumerar cada una de ellas en la actualidad mundial, todo encara a las mentalidades retrógradas que no les importa nada, excepto sus propios intereses, el de engordar e hinchar sus egos y ambiciones desmedidad y desproporcionadas, solo piensan en sí mismo y si sobra algo en sus apesadumbradas mentes, también son para ellos.

Vivimos en una sociedad carente de lucha, donde con perdón y con respeto, las iglesias duermen, los feligreses no salen de las cuatro paredes, los políticos solo destruyen y los pueblos cual cobardes sometidos, se lo permiten, donde los estudiantes gritan a sus profesores y los padres agreden a los que corrigen y en muchas ocasiones hacen lo que ellos no hacen con sus hijos, crearles base existenciales, donde hay maestros que debieron quedarse en sus hogares porque su pan de la enseñanza caducó y se agrietó entre gusanos y gorgojos, donde la medicina ya no es vocación médica y lo importante es facturar a un seguro médico, donde están emigrando los buenos y hacen hueco en la vocación genuina de servicio, se nos coloca en peligro de extinción los valores, los principios básicos como sociedad, se nos muere y enfría ese amor que cubre todo con respeto, deferencia e igualdad.

Un mundo donde tus hijos "tienen" que tener "lo mejor" para lucirlo en público y en su pequeño ser solo ancían ser felices, no por lo que tengan, sino por la atención que le presten y el oído que les escuche, son grandes y altas voces que gritan desde su silencio para ser aceptados en una sociedad que solo les importa el materialismo y no los verdaderos valores afectivos, una sociedad donde si padre o madre no pudieron ser, pues que hijito o hijita lo sea, donde muchas veces son egoístas que someten y obligan a sus retoños a estudiar lo que como padres deseaban ser y no lo que realmente sus hijos anhelen, donde el tiempo pasará y se repetirán historias de personas ambiciosas, frías, sin sensibilidad, solo por un sueldo y lujos y no por amor a lo que ellos deseaban ser.

Nos gana y nos mata la desigualdad, nos gana en el terreno donde la religión y la política en lugar de ser puentes de unidad, son barrancos y abismos de tristezas, penas, dolor y sacrificios dobles de los nobles, por tales observamos odio, racismo, homofobias, xenofobias, rechazos, desinterés, señalamientos, intolerancia, ignorancia, mentes retrógradas, en fin, todo aquello que lleva a guerras, conflictos, muertes, persecuciones, que lleva a escenas dantescas como la de esos niños y mujeres que fallecen en medio de esas travesías para buscar un "mundo mejor" de "nuevas esperanzas" para sus familias y solo encuentran dolor, muerte, pena y tristeza, y lo más crítico, la DESIGUALDAD nuestra como habitantes de éste mundo y por concecuente sus hermanos,

Creamos puentes no para acercar, sino para llevarles hacia precipicios, hacia campos de refugiados donde mueren de hambre o frío, calor o simlemente de penas y tristezas,

SOCIEDAD HIPOCRITA, eso es lo que somos, una sociedad completamente hipócritas, nos decimos "amar" al hermano y le juzgamos por ser negro, asiático, pobre, indigente, homosexual, por pensar o actuar diferente, por creer diferente, por tener una ideología política o religioa diferente, en fin, nos escudamos tras ese "amor" falso y equívoco, de engaño, luego pretendemos ser "normales" cuando en realidad en el interior gritamos DESIGUALDAD para disfrazar la supuesta "igualdad" de condiciones, de hermanos, de sociedad, de clases sociales, olvidando por completo que somos tan HIPOCRITAS que olvidamos que las barreras, guerras y contiendas las creamos nosotros mismos, los que juzgamos porque tienes doctorados y clases sociales y económicas "mejores", sin preguntarse si poseen SENSIBILIDAD HUMANA, porque de nada les vale sus títulos o posiciones, si cuando se encuentran en algún lugar no hay el mínimo respeto en decir; buenos días, buenas tardes, buenas noches, con su permiso, buen provecho, buen turno, valores simples que no se studian en universidades ni se compran en ningún grande centro comercial o cadena prestigiosa, porque el verdadero prestigio se escribe con tinta de humildad, deferencia y respeto.

Damos de los que nos sobra en la ayuda al prójimo, se obvian aquellas enseñanzas que antes nuestros mayores inculcaban, se hace la "caridad" disfrazada de ganar confianza para luego obtener un voto, se habla de amar a los indingentes para luego pagarles la droga a los que son drogo dependientes para que vayan y salgan de sus lugares para ejercer el voto por esos asquerosos políticos que se valen de todo para ello, luego pasa esa temporada eleccionaria y esas tristes vidas continúan sin hogares, alimentos y vacías.

Para nuestra sociedad es más importante el lujo de nuestros hijos, que tengan las tennis y video juegos o consolas o móviles del último momento, que iniciarles en el valor de compartir con otros niños sin importar su clase social o económica, que aprendan a dar valor a las cosas que realmente lo tienen, que esa tecnología no suplante el interactuar con la tierra, con el mar, las montañas, la calidad de amar y aprender la música, el arte, el buen deporte, no porque lo deseo millonario en dinero siendo deportista, cantante etc, sino millonario en experiencias de vida, en igualdad de vida.

La próxima ves que escuchemos la palabra desigualdad o que la misma pueda salir de nuestra boca, mente o corazón, simplemente, auto evalue su conciencia y diga si usted ha sido capaz de hacer la diferencia en medio de la desigualdad humana, con amor genuino, nobleza e integridad de vida.

Hay esperanza, y esa esperanza de un mundo mejor y diferente lo veo cuando encuentro matrimonios jóvenes que me llenan de orgullo porque inculcan a sus hijos el valor a las cosas simples que a lo largo de sus vidas, se complementarán como las más grandes que harán una marcada diferencia, por eso dedico éstas líneas a tres matrimonios jóvenes de Puerto Rico, porque se que llevan a sus hijos de la mano de un aprendizaje encomiable, por la dedicación a la tierra, la música, la pesca, el arte, la bondad, nobleza, respeto hacia la verdadera fe que mueve al mundo, y no tengo duda alguna que cuando sean adultos mayores tendrán la satisfacción de haber criado a unos hijos con las verdaderas bases que debemos rescatar, así que dedico mi esperanza en Dios, a éstos tres matrimonios: Mayra y Roberto e hijos, Haydée y Manuel e hijos y a Karmyn y Carlito e hijo, GRACIAS POR SER UN DIGNO EJEMPLO A SEGUIR DEL MODELO DE PADRES QUE NUESTRO MUNDO NECESITA PARA RESCATAR A NUESTRA SOCIEDAD Y HUMANIDAD DE LA DESIGUALDAD.







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